
Octavio Paz
El gran desconocido, el poeta del amor tántrico, cuando el sexo son versos del alma tatuados en la piel, cuando en una cama se siembra el paraíso perdido y se comen sin culpa las manzanas del árbol de la ciencia.
Maithuna Mis ojos te descubren Desnuda Y te cubren Con una lluvia cálida De miradas Una jaula de sonidos Abierta En plena mañana Más blanca Que tus nalgas En plena noche Tu risa O más bien tu follaje Tu camisa de luna Al saltar de la cama Luz cernida La espiral cantante Devana la blancura Fijeza plantada en un abra Mi día En tu noche Revienta Tu grito Salta en pedazos La noche Esparce Tu cuerpo Resaca Tus cuerpos Se anudan Otra vez tu cuerpo Hora vertical La sequía Mueve sus ruedas espejeantes Jardín de navajas Festín de falacias Por esas reverberaciones Entras Ilesa En el río de mis manos Más rápida que la fiebre Nadas en lo oscuro Tu sombra es más clara Entre las caricias Tu cuerpo es más negro Saltas A la orilla de lo improbable Toboganes de cómo cuando porque sí Tu risa incendia tu ropa Tu risa Moja mi frente mis ojos mis razones Tu cuerpo incendia tu sombra Te meces en el trapecio del miedo Los terrores de tu infancia Me miran Desde tus ojos de precipicio Abiertos En el acto de amor Sobre el precipicio Tu cuerpo es más claro Tu sombra es más negra Tú ríes sobre tus cenizas Lengua borgoña de sol flagelado Lengua que lame tu país de dunas insomnes Cabellera Lengua de látigos Lenguajes Sobre tu espalda desatados Entrelazados Sobre tus senos Escritura que te escribe Con letras aguijones Te niega Con signos tizones Vestidura que te desviste Escritura que te viste de adivinanzas Escritura en la que me entierro Cabellera Gran noche súbita sobre tu cuerpo Jarra de vino caliente Derramado Sobre las tablas de la ley Nudo de aullidos y nube de silencios Racimo de culebras Racimo de uvas Pisoteadas Por las heladas plantas de la luna Lluvia de manos de hojas de dedos de viento Sobre tu cuerpo Sobre mi cuerpo sobre tu cuerpo Cabellera Follaje del árbol de huesos El árbol de raíces aéreas que beben noche en el sol El árbol carnal El árbol mortal Anoche En tu cama Éramos tres: Tú yo la luna Abro Los labios de tu noche Húmedas oquedades Ecos Desnacimientos: Blancor Súbito de agua Desencadenada Dormir dormir en ti O mejor despertar Abrir los ojos En tu centro Negro blanco negro Blanco Ser sol insomne Que tu memoria quema (Y La memoria de mí en tu memoria Y nueva nubemente sube Savia (Salvia te llamo Llama) El tallo Estalla (Llueve Nieve ardiente) Mi lengua está Allá (En la nieve se quema Tu rosa) Está Ya (Sello tu sexo) El alba Salva |
¡Quién fuera la musa de Octavio Paz para inspirar semejante poema! Para inspirarle por dentro y por fuera, para respirarle. Me ha encantado lo de "desnacimientos: blancor súbito de agua desencadenada".
ResponderEliminarGracias como siempre, Mr Januman por la deliciosa visita que es esta Casa de Citas y arte.
Un beso.
LADY JONES
Que fuerte y sensible. Duro y estremecedor. Te hace respirar. Gracias por hacerlo así.
ResponderEliminarMe ha encantado...no tengo muchas letras para este poema...sólo una gran sonrisa, unas mejillas con un poco de rubor, y los ojos entreabiertos.
ResponderEliminarB.
De las musas de los poetas, mejor hablaremos en otra entrada. Créame, ni es fácil ser poeta ni musa de poeta. Hay parcas celosas que suelen complicarles la vida a ambos.
ResponderEliminarUn placer compartir el placer de Octavio Paz. Se merecen una propina:
DOS CUERPOS
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche es desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Y me permito añadir de mi cosecha:
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos leones que quisieran devorarse
y el tiempo es una jaula de cristal que les separa.
Dos cuerpos frente a frente
ResponderEliminarson a veces galaxias
por la luna eclipsadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces heridas
sangrantes consentidas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces amigos
y las palabras sobran.